Resumen
Introducir, a manera de prólogo, una obra científi ca siempre es un motivo de satisfacción. Y lo es porque supone el reconocimiento del esfuerzo investigador de, en este caso, un nutrido grupo de excelentes especialistas en una amplía gama del saber que han puesto sus profundos conocimientos al servicio de una investigación que aúna calidad y compromiso. Aquélla se comprueba con la lectura de los diversos capítulos que componen este interesante y actual libro; éste con la implicación de las autoras y autores con la materia que tratan, la cual es difícil de trabajar sin una especial motivación potenciada por el hilo conductor de la sensibilidad, el equilibrio, la justicia, la libertad y, como premisa previa, la igualdad entre los seres humanos, entre hombre y mujer, entre razas, entre etnias, entre todas las personas que habitamos este complejo mundo. Ello que parece tan sencillo, tanto que si fuera iusnaturalista hablaría de un derecho natural a la igualdad, al respeto mutuo, a la tolerancia recíproca, no lo es. Y por eso, desafortunadamente, en pleno siglo XXI son todavía necesarias leyes sobre igualdad o sobre violencia de género. Y también lo es, y mucho, una obra de las características y contenidos de la que pretendo prologar. Algo extraño ha pasado en nuestra historia y sigue todavía perturbando lo que es obvio, lo que nunca se tendría que plantear como
problema sino como realidad cotidiana y normalizada: esa igualdad absolutamente inobjetable, materialmente desarrollada, naturalísticamente impulsada como objetividad alcanzada y no como reacción. (Del prólogo)
