Resumen
¿Era el doctor W. Hans von Trötten un desequilibrado mental, sin el menor rigor científico? ¿O era, por el contrario, un investigador sobresaliente, cuyos descubrimientos estaban a punto de cambiar para siempre los presupuestos médicos más elementales?
Afortunadamente, el trabajo riguroso de peritos y calígrafos, dedicados durante décadas a descifrar escritos en clave y anotaciones tan abigarradas como iluminadoras, permitió rescatar del olvido y la destrucción las páginas que hoy forman este Vademécum.
Supositorios contra la arrogancia, jarabes que desatan los nudos de la garganta y pastillas que combaten la depresión del domingo a la noche son sólo algunos de los numerosos remedios que pueblan las páginas de este Vademécum, prolijamente descriptos con su acción terapéutica, su composición, su posología, sus efectos colaterales y sus contraindicaciones. Posiblemente no sean capaces de eliminar ninguno de los males que aquejan a la humanidad desde hace siglos, pero son "sin duda" excelentes paliativos para el aburrimiento y un saludable ejercicio de imaginación y esperanza.